Helados de mango con queso desde la Plaza Mayor a la cueva de Salamanca, tardes de cine con la sala vacía, el lado bueno de la terminología, fiestas de la facultad, Cuba y las playas de Varadero, un discurso de graduación, versos de Pedro Salinas, un desayuno en el rodilla, una palabra de ánimo en el momento preciso... No son muchas las cosas que hemos compartido, pero sí las suficientes para desearte todo lo mejor: ¡felices veintiséis, Orologiaio!