Éste ha sido mi nick en el messenger desde mayo. Creo que nunca había mantenido durante tanto tiempo la misma frase, si descontamos los encabezamientos que siempre he tenido (desde el Dulcinea con el que di los primeros pasos virtuales hasta la carita gafapasta que se parece a mí.)
A lo que iba. Si lo puse, es porque de verdad lo pensaba. Durante mucho, mucho tiempo, pensé que tenía mucha suerte, que las cosas me salían muy bien y que no tenía motivos de queja en el plano académico. Pero llegó la Escuela de Idiomas y me dio los primeros golpes en forma de suspensos en francés e italiano, continuó el Proficiency y volvió el italiano (esta vez, en filología).
-De acuerdo -pensé-. No voy a tirar la toalla. Puedo con eso y con más.
Y volví a intentarlo. Y me esforcé. Y estudié. Y lo preparé. Y creí que esta vez sí.
Con idéntico resultado.
Tres NA en los tablones de la EOI y una D impresa en un papel de Cambridge me han devuelto a la realidad. La suerte no existe.
Y la echo de menos
3 comentarios:
Son mucho más de valorar los logros conseguidos con trabajo y esfuerzo que los que te vienen de repente, con un golpe de suerte.
Y no desistas, que el "no" lo tenemos todos en todo de primeras ( y a veces, de segundas también...) pero si te rindes, ¿Qué ganas?
Beso.
Marta, la suete no existe, hay que buscarla. Para unos está más escondida que para otros y la tienen que buscar durante más tiempo, pero al final, si las has buscado bien, aparece.
Mucho ánimo de tu pamplonica favorito.
Si que existe, o no era yo un amuleto de la suerte??? ;)
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