En vista de que las celebraciones al uso no se me dan especialmente bien, he decidido que mi año nuevo empezará con el chino, que la última vez fue perfecto. Así que el 2 de febrero tomaré las uvas o ya pensaré qué puedo hacer (el pasado 14 de febrero la entrada en el nuevo año me pilló conduciendo), pero lo que tengo bien claro es que voy a abandonar, por hartura, la idea de que el 31 de diciembre las cosas salgan como quiero.
Gripazo aparte, la entrada en 2011 no ha estado mal del todo. Y mañana a Gijón, a tocar con gorritos de Papá Noel... en fin...
pasadomañana
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