Aunque de vez en cuando me encuentre con situaciones como la del "macho ibérico gafapasta camisa de rayas" con el que me crucé ayer, que en vez de llamar al dueño del Smart que ocupaba la mitad de la puerta de mi garaje para que pudiera sacar mi coche sin hacer maniobras (panorama: calle bastante estrecha, coches aparcados a la izquierda y acera con un bordillo espectacular a la derecha... y yo saliendo de la cochera y maniobrando... un espectáculo, vamos), se ofrece "amablemente" a sacar el coche por mí. Eso sí, la mirada de odio y mi "no, gracias, lo saco yo sola", se los llevó de regalo.
Lo triste es que esta clase de seres tendrá hijAs a las que enseñarán a depender de un hombre para todo...
Aún quedan muchas
batallas que luchas
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