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Sí, 8 horas de viaje de ida y 8 de vuelta (estas últimas amenizadas por unos críos totalmente bilingües español-lenguadesconocida pero que daban por saco de forma increíble), paseo por Barcelona, peluquería casera, síntomas de agotamiento... ¡pero vaya finde!

Después de pasear un buen rato por Barna (o sea te lo juro) y de ver el resultado de una peluquera dominicana que desconoce lo que es "dar volumen al pelo", al hotel a aplicar todo lo aprendido por Isasaweis durante mis horas de trabajo (resultado aceptable, I think*) y.. ¡a la boda!

Sin lugar a dudas, esta ha sido la boda más divertida a la que he ido nunca. Que los novios entren bailando al banquete, que entre plato y plato vayan entre las mesas bailando como si estuvieran en la discoteca, que en vez de un vals tuvieran una coreografía montada, que no descansáramos ni un momento... ¡lo que me pude reír! Además de todos los detalles, el momento regalo de la novia (el novio tenía que encontrar el regalo con las pistas que le llevaban un búho y un halcón, ¡¡verídico!!), los juegos de la hermana del novio (competición por mesas: los primeros en terminar un crucigrama con cosillas de los novios ganaba un premio) y, por supuesto, el sitio... una masía entera para nosotros, con el aperitivo en los jardines y la cena al aire libre, en el patio... ¡Ah! Y la mejor compañía que se me ocurre, todo ello aliñado con una ración de Miss España, otra de BelénEstebanalacatalana y unas cuantas de pinchos y aperitivos y frases de suegras que te dejan K.O...

Si algún día me caso, mi boda será así :):)

* Para mi quebequés :)

La foto está hecha en el jardín, donde nos pusieron el aperitivo. Lo mejor de todo es que descubrí cómo aguantar los tacones toda la tarde-noche: ¡crema anestesiante!

¿Qué hora es?

Las dos menos diez