... para morir en la orilla.
Y es que no hay nada peor que ver la meta, correr hacia ella, desfondarse, darlo todo, ahogarse, pensar que se puede y tropezar y caer en el último metro.
Porque en esa caída se derrumban también todos los castillos construidos en el aire.
1 comentario:
Bueno, de todo se aprende Marta.
No se que te ha pasado, pero muchos ánimos desde Pamplona.
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