Porque en el mes que ha pasado desde mi última entrada, la sonrisa ha sido una constante en mi vida, aunque se relajara un poco a la vuelta de una visita a Benavente o se estresara en Barajas. Por el medio, las visitas, los reencuentros, las ilusiones, las despedidas sin fecha de retorno, la búsqueda (fructífera) de un techo bajo el que mudarme, los planes y propósitos para la "nueva etapa" y las oportunidades que aparecen por el camino hicieron que se sumaran dos o tres arrugas más a las que ya me recuerdan que 23 años sonriendo pasan factura.
Y aunque los últimos días no han sido precisamente buenos, hago el esfuerzo y me recuerdo mi firma de los emails: "sonríe aunque estés triste, porque vale más una triste sonrisa que la tristeza de no verte sonreír".
=)
things are going to work
1 comentario:
Si es que nos vamos haciendo mayores Martita...
Que las arrugas sean de sonreír, no de fruncir el ceño!!
Ánimo con todo :)
(Atención pregunta, existe en el universo algo "fruncible" que no sea el ceño?)
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