lunes, 8 de noviembre de 2010

BXVI...

"La Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización"

Lo siento, Benedicto, pero no. Alguien olvidó decirte que, hasta hace unos días, aquí existía un Ministerio de Igualdad al que precisamente echo de menos ante declaraciones como ésta (que me perdone la RAE, queda tan bonita esa tilde...). ¿Por qué es la mujer la que ha de realizarse en el hogar y no el hombre? ¿Por que aún seguimos distinguiendo entre unas y otros?

No soy una experta en la materia, pero creo recordar que las enseñanzas del Jesús sobre el que fundamentas tu Iglesia (nuestra Iglesia) hablaban de amar a los demás, de servir al prójimo y esas cosas. De hecho, tu Jesús (nuestro Jesús), siempre estuvo acompañado de mujeres: Marta, María, María Magdalena; su madre... Es decir, las consideraba personas, no mascotas del hombre. Somos iguales, mal que te pese.

Además, todo ha cambiado mucho desde que esa Iglesia primitiva condenó al ostracismo a la mujer mientras montaban el chiringuito más rentable de la Historia (con perdón). Somos muchas las que hemos estudiado o estamos estudiando precisamente para no necesitar una cazuela y una fregona para sentirnos realizadas, las que un día decidirán si necesitan tener hijos o no para ser felices y será exactamente igual de válido, las que escogerán un buen marido o preferirán vivir solas. Todas, Benedicto, todas estaremos igual de realizadas con hogar o sin él, porque será nuestra elección.

Y hazme el favor, Benedicto, de observar quiénes ocupan la inmensa mayoría de los bancos de las iglesias cada domingo y quiénes mantienen la Iglesia como institución. Y si después sigues relegándonos a un segundo plano, empezaré a replantearme las cosas... y como yo, supongo que muchas y muchos más.




Tirando piedras
contra su tejado